Desarrollar una filosofía no significa que cada uno deba alinearse a una manera de pensar en un 100%, no pretende unificar todo bajo un mismo criterio, pero sí permite orientar (siempre desde la sugerencia), que una idea sea aceptada para ir en una misma dirección. Fragmentos del Método CABB.
La Filosofía es la esencia del entrenador/a, es una forma de poder organizar sus sentimientos y pensamientos sobre un equipo y sobre el juego. Para construirla debemos dejar de coleccionar piezas y desarrollar una propia teniendo en cuenta todas las cosas que son importantes para nosotros en nuestra vida. Tiene que ser una forma de definirse a sí mismo, una manera de comportarse. Esta no solo tiene que ver con cómo tiene que jugar el equipo, sino que abarca mucho más que eso, son creencias, valores, principios, cultura, identidad, comportamientos, estilos, desempeño, elementos del juego, estructura organizacional, etc.
Para comenzar con el proceso de construcción es necesario reflexionar para encontrar aquello que nos mueve a actuar, por ejemplo, en uno de sus tantos viajes para encontrarse con entrenadores, Steve Kerr visitó al entrenador de fútbol americano Pete Carroll y una de las cosas que este le dijo y que impactaron en Kerr fue la idea de que buscara dentro de sí, aquella característica que él creía que era algo que lo definía, y el pensó la alegría y recordó que cuando mejor jugaba era cuando esta estaba presente, entonces decidió que en sus equipos este sería un aspecto que siempre tendría que estar presente. Está claro que solo con pensarlo no basta, debemos escribirlo. Estamos acostumbrados a leer filosofías de otros entrenadores y aunque esto está muy bien ¿Cuántas veces leímos nuestra filosofía? Quizás no la hemos leído porque nunca la escribimos, y ese es un proceso que nos puede ayudar a encontrarla. Escribirla nos permitirá ser consistente con lo que queremos ver reflejado en nuestros equipos, porque sabremos porqué ese aspecto es importante para nosotros y de esa manera nos será más fácil compartir las razones con nuestros jugadores.
Cuando llevamos adelante nuestra propia filosofía no tenemos que estar pensando en actuar de una manera determinada porque vivimos y sentimos de acuerdo a ella.
Cuando llevamos adelante nuestra propia filosofía no tenemos que estar pensando en actuar de una manera determinada porque vivimos y sentimos de acuerdo a ella. Esto nos permite ser reales, vivir y actuar de acuerdo a aquello que decimos. Cuando no solo somos capaces de llevar adelante nuestra filosofía con palabras, sino que también lo hacemos con la acción, es cuando los jugadores empiezan a creer en nosotros y todo cobra sentido. Tenemos que ser el faro del equipo, en nosotros se deben ver reflejados todos los valores que queremos promover.
Este proceso de construcción nos permitirá elegir y tomar prestado de otros entrenadores solo aquello que tenga que ver con nuestros valores y principios. Esta elección de ideas de aquellos referentes que han recorrido el camino de la construcción de su filosofía nos otorgará la posibilidad de potenciar nuestra propuesta, pero con la seguridad de que esa elección está basada en la reflexión y es consecuente con lo que queremos desarrollar.
A veces, tenemos la sensación de que cuando nos sentamos a construir nuestra historia perdemos el tiempo y la realidad, es que subestimamos este proceso. Nos resulta más fácil y atractivo escuchar a entrenadores “exitosos” que nos cuentan su historia, pero que, sin embargo, a la hora de exponer su conocimiento resaltan que ha sido producto de un proceso de construcción de sus propias experiencias. Acumulamos ideas partiendo de la base de otros y eso es lo que provoca que cambiemos de dirección cuando se nos presentan situaciones que nos invitan a desafiar nuestras habilidades o nos seducen nuevas ideas. Cuando tenemos claro el porqué de lo que hacemos, sabemos que detrás del desafío se encuentra el crecimiento y que es nuestra filosofía es la que nos permitirá transitar el camino hacia el destino al cual queremos llevar al equipo.
Nuestra propuesta tiene que ver con repensarnos como entrenadores y repensar nuestras prácticas y a partir de ahí, comenzar a desarrollar una idea que nos permita ser consistentes y que, además, nos posibilite tener un estilo propio. Para esto, vamos a tener que trabajar primero con nosotros mismos y luego con todo nuestro equipo de entrenadores y jugadores.
La creación de una filosofía es un proceso individual, pero que luego, y a partir de la construcción de valores y la creación de una cultura, nos permitirá ponerla al servicio del equipo. Esto, nos dará una identidad que nos dará la oportunidad de hacer las cosas de una determinada manera con un estilo propio que se podrá ir adaptando a cada uno de los lugares en los cuales nos desempeñemos transformándose en la base para construir un modelo de equipo.